La relación entre arte y fútbol es muy estrecha a lo largo de la historia. Desde sus primeros años, el balompié es un deporte que despierta sensaciones únicas que van ligadas con un sentido de pertenencia, comunidad y el gusto por apreciar el deporte mismo. La pasión desenfrenada en el deporte más popular del mundo, se podría decir que dividió a sus seguidores en dos corrientes: Una constructiva y una destructiva. Esta segunda es producto de una afición cegada por sus colores, algo que los ha llevado a arriesgar su vida y recurrir a la violencia en defensa de su club. Aunque el antecedente histórico se remonta al hooliganismo de Inglaterra, cada país tiene sus propios problemas derivados de conductas antideportivas. Por otro lado, la corriente constructiva es la que dió lugar a la mezcla entre arte y fútbol.
Es evidente que con una millonada de seguidores en todo el planeta, las expresiones artísticas no se harían esperar. Hoy probablemente el recurso más usado para inmortalizar el fútbol, es el audiovisual. Como ejemplo de esto podemos ver a nuestro alcance documentales sobre diferentes equipos. Incluso se ha construido ficción con base en el sistema de competencia, esto lo podemos ver en series como Ted Lasso de Apple TV, o Club de Cuervos en Netflix. Sin embargo para hablar de arte y fútbol, es necesario remitirnos al su lugar de origen y a fechas cercanas a ese suceso. A continuación revisaremos dos obras diferentes que hacen alusión al fútbol inglés y su afición.
Lowry (1887–1976), fue uno de los pintores británicos más populares del siglo XX. Este creador que combina arte y fútbol nació en Old Trafford, Stretford. Un territorio conocido por ser la casa del Manchester United. Sin embargo, el destino hizo que Lowry se hiciera fanático del archirrival Manchester City. Sus lienzos capturan los rituales en la vida de la clase trabajadora. Probablemente el más importante de ello, era correr a un partido de fútbol durante un frío sábado por la noche.
L.S. Lowry, Going to the Match (1923)
William Reginald Howe Browne, Wembley (1923)
Pasamos de Manchester a Londres para hablar del torneo más viejo del mundo, testigo de una gran pieza de arte y fútbol. La construcción del estadio Wembley se completó cuatro días antes de que recibiera la final de la FA Cup entre el Bolton Wanderers y el West Ham United, esto el 28 de abril de 1923. Aunque el espacio para la afición parecía suficiente, fueron miles las personas que abarrotaron el estadio hasta el punto de desbordarse sobre la cancha. Un policía de nombre George Scorey cabalgaba sobre un caballo blanco e intentaba empujar a la afición fuera del terreno de juego. Posteriormente se denominó a este evento como “The White Horse Final”.
William Reginald Howe Browne, Wembley (1923)
Este es el evento que inspiró a William Reginald Howe Brown para realizar una pintura. El caballo blanco cuyo nombre era “Billie”, es un elemento importante que apenas se alcanza a distinguir dentro del archipiélago verde que se forma entre un mar de fanáticos. Había espacio para 127 000, pero miles más llenaron las terrazas y se desparramaron por el campo. El PC George Scorey, montado en “Billie”, empujó suavemente a los fanáticos hacia un lado para que el juego pudiera comenzar; el evento posteriormente se denominó “The White Horse Final”. Billie es virtualmente el centro de la pintura de Browne, en el borde superior de la “más alta” de las islas verdes que forman un archipiélago en medio del mar de abanicos. Bolton ganó 2-0. El gran Wembley antiguo fue demolido en 2003 y reemplazado por uno nuevo. El vínculo entre arte y fútbol es muy extenso y apenas estamos repasando el principio de la historia. Muy pronto podrás leer un capítulo más de esta serie de artículos dedicados a los artistas y el balompié. Mientras tanto te invitamos a leer sobre un artista impresionante, sólo tienes que dar clic aquí.